LAS EMPRESAS PUEDEN PEDIR AL ESTADO LA FINANCIACION QUE LA BANCA LES NIEGA

Un porcentaje abultado de las empresas han optado por pedir la financiación que la banca les ha denegado al Estado con el objetivo de afrontar sus deudas. Es una realidad. La Agencia Tributaria recibe cada año un sinfín de peticiones de aplazamientos de deudas o fraccionamiento de las mismas. Desde principios de década hasta finales de la misma, la cantidad de millones que se quedan en la nada alcanza números salvajes. Parece ser que las empresas más adineradas son las que más tienen que perder en esta maniobra de evasión, mientras que los más beneficiados son las pymes y autónomos. Es evidente que está diseñada para los que no pueden hacen frente a sus deuda y necesitan estirar aún más los plazos de tiempo debido a su situación económica.

Las peticiones de aplazamiento de las deudas no requieren ningún tipo de garantías, siempre y cuando se respeten los plazos establecidos anteriormente. Todo tipo de ayudas tienen un as bajo la manga, unos límites donde la banca pueda asegurarse de que se liquiden las deudas con total seguridad. Una bocanada de aire fresco que puede llegar a complicarse. Los límites no están para jugar con ellos. 30.000€ en este caso. Lo ideal es no recurrir a esto. Pero dile tú al jefe de una empresa, principalmente humilde, que no haga lo que sea para salvar su propio ombligo. De todas maneras no son todas las que pueden a acceder a esto. Son muchas las empresas que obtienen la negativa por parte del banco, ya sea por inestabilidad laboral o un gran historial de impagos. No sólo se cubren según los límites anteriormente mencionados, sino que hay una serie de procedimientos que también deben de cumplir para optar a la ayuda. Si hay cualquier lastre que haya salido a la luz y que acompaña a la empresa día tras día es muy complicado.

Recientemente los bancos han reactivado sus créditos para ayudar a la gente, aunque siguen habiendo empresas donde se les deniegan esa financiación. Hay cierta intención por parte del Estado para ayudar a las pequeñas empresas, y así poder que se centren única y exclusivamente en su desarrollo y potencial económico. Es una gran ayuda para dejar atrás todo tipo de rompecabezas en lo que al lado oscuro se refiere, por llamarlo de alguna forma, de las labores empresariales. Por otra parte, en los casos donde la petición de aplazamiento de deudas ha sido realizada fuera de plazo, se les concede un nuevo plazo de pago. Consiste en una nueva oportunidad, pero con algunos intereses; será necesario pagar una serie de recargos según los meses que hayan transcurrido desde el primer plazo voluntario establecido. Los intereses pueden ir variando, cuánto mayor sea el tiempo desde el vencimiento del primer plazo, el porcentaje subirá.

En definitiva, digamos que es una ayuda para el prototipo de empresa que ha pasado un mes malo pero que sabe que va a remontar el vuelo y puede afrontar las deudas, y no para una que cada día ve menos la luz al final del túnel.

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